La ciudadanía recibió con agrado el informe que dio la Fiscal de la Nación sobre el caso metástasis, en el que se revelan los chats del narcotraficante asesinado Leandro Norero, vinculando de esta manera a jueces, fiscales, policías, generales, periodistas y políticos con las bandas del crimen organizado.
La Dra. Diana Salazar aparentemente se convirtió en la heroína del Ecuador, pero luego de hacer un análisis minucioso de tamaña denuncia, se presume que el caso metástasis es otro de los acostumbrados shows que nos presentan con el fin de distraer la atención ciudadana de las verdaderas denuncias que duermen el sueño profundo en la fiscalía y que no se dice nada sobre los mismos.
El caso Gran Padrino, el caso Inapapers, el caso León de Troya, el caso Pandora papers, el caso reparto de hospitales, la venta de fundas de cadáveres, entre otros, que demuestran claramente la protección de la fiscalía general en favor de quienes la pusieron en el cargo.
En el caso metástasis, involucra, allana y solicita orden de presión solo de sus adversarios políticos, mientras que no se hace nada por las personas que están más comprometidos y que pertenecen a su mismo circulo de corrupción.
Es claro y evidente que la fiscal Diana Salazar, tiene una agenda política, ya que su accionar siempre ha estado presente como una herramienta para obstaculizar el triunfo del correísmo en épocas de elecciones. Y el caso Metástasis es una forma de protegerse del juicio político que le planteó la Revolución Ciudadana en la Asamblea Nacional, y para amedrentar a las bancadas que tienen rabo de paja y que están sometidos a respaldarla contra su destitución.